viernes, 3 de octubre de 2008

la Ley de Lem


Dice la ley de Lem que nadie lee nada, los que leen, no entienden y los que entienden lo olvidan enseguida. Obviamente, semejante enunciado es una deliciosa exageración del maestro polaco de la ciencia ficción, pero cuando se lee a Stanislaw Lem hay que acostumbrarse aponer sus palabras en distancia para que las proporciones de lo que afirma se conviertan en humanas.Realizada esta operación, con mi peculiar cristal al menos, tenemos que la lectura es una actividad cada vez menos frecuente, que si se exige al lector el empleo de más atención de la que puede dejar libre un transporte público atestado y llevo de posible carteristas no tenemos nada que hacer, y que el ritmo de vida de los lectores no les permite fijar en su memoria una trama demasiado compleja.Así la ley de Lem se convierte en la ley del Yunque: No escribas para los demás, si lo haces no esperes que se interesen en lo escrito, y si se interesan no esperes que te recuerden después de una semana.para evitar desengaños, más que nada.

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