viernes, 3 de octubre de 2008

Escribir sobre una idea


Escribir sobre una idea es convertirse en gusano y penetrar en la rosa, con las antenas dispuestas a captar cada mínimo cambio en la textura de las intenciones, o en los senderos posibles de ese blando laberinto.Narrar un hecho o describir un objeto con tareas de otro tipo. Estamos acostumbrados a convertir en palabras las pisadas cotidianas y los rostros, las bufandas de diario. Describimos desde niños la pelota que buscamos, y aunque el arte no se afine, conservamos la herramienta.Entonces cualquier día, mencionando esa pelota o esa infancia, se nos ocurre pensar que los niños y las masas se conducen por mecanismos parejos, y que nadie vencería en contienda electoral a un maestro de primaria con treinta años de experiencia.Se nos ocurre la idea, ramificada ya en su capullo, y no es fácil aceptar metamorfosis que nos alejen del camino familiar que sólo retrata y enumera.La idea espera, pero casi nunca nos atrevemos.

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