viernes, 3 de octubre de 2008

Crear o corregir



Puede ser que se trate de simple pereza, pero a veces me entran escrúpulos sobre las posibilidades cercenadas en obras ya escritas y conclusas y me asalta el deseo, casi la necesidad, de echarles un vistazo y afinar lo que en su momento pareció cerrado.Supongo también que hay épocas para crear relatos o novelas nuevas, y otras en las que la única manera de aprovechar el tiempo y no perder la poca disciplina de que uno es capaz es sentarse a corregir lo escrito hace tiempo. No conozco el mecanismo que induce la irrupción de unas u otras temporadas, de setas o de Rolex, pero con el tiempo he ido aprendiendo que es inútil oponerse a ellas.Por ejemplo, ahora mismo, escribo estas líneas con la torpeza del que se dirige a una novia que te acaba de mandar a tomar viento, y es que, me ponga como me ponga y tenga la prisa que tenga para concluir lo empezado, estamos en temporada de setas.Así que mejor será no darle más vueltas y ponerse a corregir algo viejo. Y cuanto más viejo, mejor: en las obras recientes el autor se parece demasiado a uno mismo.

No hay comentarios: