Vale, de acuerdo: los personajes de tus historias tienen que tener familia, porque normalemente no se bajan de un OVNI para aparecer en lo que escribes y pertenecen a un entorno social, cultural y todo lo que quieras. Cierto.
No obstante, eso no significa que al lector le vaya a interesar el bricolage del padre del protagonistsa, el ganchillo de la abuela y el grupo en el que toca el hermano pequeño. Las conversacionea que nunca tuviste en casa, y las respuestas que no s ete ocurrieron a tiempo en las discusiones familiares, te las guardas. Es jodido, pero es lo que hay.
A menudo, por aquello de aportrar veracidad a lo que escribimos, acabamos por meternos en cominerías que carecen de toda relevancia, y la familia es uno de los peores agujeros donde puede atascarse un autor: la familia del protagonista aparece si es tema de la obra, y si no, sale meramente como decorado o no se la menciona en absoluto.
La segunda opción suele ser mejor. Lo demás se presta demasiado a trucos, tópicos, kitsch, y otros despeñaderos narrativos por el estilo.
1 comentario:
De ahí la vieja máxima que los personajes deben actuar, no presentarse.
En todo caso, hay cierta clase de gente que debe reproducirse por mitosis, pues no conozco a nadie que tenga un hijo, cuñado o hermano que sea editor o agente literario. También es posible que se trate de súcubos o algo parecido.
Saludos.
Publicar un comentario