martes, 2 de marzo de 2010

Las obras viejas

Y de pronto te encuentras con que acabas de vender una novela del año 97, que entonces creíste muy actual y moy moderna, y ahí es donde te divides en dos: por un lado, puedes pensar que eras un hombre adelantado a tu época y que fuiste por delante del gusto de la masa y de los tiempos.
Por otro, te sinceras contigo mismo, y te preguntas si no habrá pasado lo contrario: que la sociedad se ha vuelto más cutre, más triste, por la crisis el paro y todas esas cosas que nos acorralan, y que una novela un poco triste, sobre los años cincuenta, tiene ahora más salida que hace trece años.
Lo siento por mi vanidad, pero me temo que va a ser lo segundo.
Los que creen que se adelantan a sui tiempo es porque han olvidado aquello del eterno retorno.

2 comentarios:

Juan Carlos Garrido dijo...

Pues enhorabuena, amigo, por vender esa obra escrita con pluma de ganso.

También pudiera ocurrir que obtener el beneplácito de un editor sea algo bastante similar a la lotería y que ahora fue cuando salió su número.

Saludos.

Filisteum dijo...

Algo de eso hay....

En todo hay algo de eso.

Echa un ojo a la biografía de Galdós, por ejemplo, y verás que siempre hubo algo de eso...